La existencia y uso de lonjas que las y los jóvenes utilizan en su tiempo libre como espacios de encuentro y socialización, llevó en 2004 al Ayuntamiento de Portugalete a poner en marcha el “Proyecto Jóvenes y Lonjas. Lugares Comunes”diseñado con la ayuda de un grupo de jóvenes cuya lonja había sido precintada.

Esta iniciativa, pionera en Euskadi, y el modelo de trabajo que propone este proyecto, ha sido replicada en multitud de municipios y reconocida en distintos foros profesionales. En materia de lonjas juveniles, el proyecto de Portugalete es una referencia.

La labor esencial del Ayuntamiento es de mediación e información entre los sectores implicados (jóvenes, vecindario y propietarios/as). La sintonía que se logra tras esta labor constante, posibilita que la lonja se convierta en un espacio de aprendizaje para los miembros con un buen funcionamiento.

Desde que se puso en marcha, se ha convertido en una herramienta de gran valor pedagógico y educativo para las y los propios jóvenes que se encuentran en las lonjas, para su vida en comunidad, para la toma de decisiones, la autogestión y el desarrollo de un aprendizaje personal y madurativo, en materia de normas, horarios, limpieza, de organización grupal, de convivencia. Y para el propio Ayuntamiento, como fórmula de proximidad y conocimiento del mundo juvenil, o como punto de información sobre aquellos aspectos relacionados que les preocupan o interesan.

En la actualidad el proyecto de Portugalete, lo conforman 900 jóvenes distribuidos en 57 lonjas. Estas cifras varían semanalmente en función de lonjas que se abren o se cierran.

“Instalar semáforos en las lonjas nos parece una intervención innovadora para este proyecto, en tanto que pretende ofrecer otra alternativa más a aquellas lonjas juveniles donde el ruido se convierte en el principal problema de convivencia en la comunidad donde se encuentra ubicada”-Ha explicado la edil-

Con ello, se pretende ofrecer a jóvenes y vecinos/as que tienen problemas relacionados con el ruido un aparato tecnológico en forma de semáforo que sirve para medir el ruido e indica los decibelios de un modo muy sencillo, a través de un sistema de luces de colores. Cuando se superan los decibelios deseados, el semáforo se pone en rojo y, si se desea, puede saltar una alarma que avisa de que hay que bajar el sonido/ ruido que se está produciendo. A su vez, mide el número de veces que el dispositivo se pone en rojo, y por tanto las veces que se han superado los decibelios. De este modo sirve como regulador para que puedan hacer un seguimiento a su comportamiento en relación al ruido y aprender a controlarlo.

Para la recogida de la información y la valoración de la utilidad de esta herramienta, se ha diseñado un protocolo de recogida de datos sistemático específico para las lonjas de jóvenes: la primera semana se realiza un diagnóstico de la situación, para así poder establecer los objetivos específicos y realistas adecuados a la realidad de cada lonja en concreto. Y tras 21 días recogiendo datos, el periodo mínimo considerado como necesario para poder realizar un cambio de hábitos, se valorará la experiencia piloto.

Ofreciéndolo a las personas jóvenes usuarias de lonjas se pretende poner a su disposición una herramienta de autorregulación que les ayude a visualizar el ruido, controlar los decibelios que producen y, por tanto, minimizar la contaminación acústica y mejorar las relaciones de convivencia con el vecindario. Así mismo, a los/as vecinos/as les permitirá conocer el volumen que reciben en sus domicilios.