En El Correo de ayer pudimos leer un artículo sobre la recuperación por parte de Diputación de los terrenos que en 1998 vendió a Cavia casi a precio de saldo.

En ese artículo se explica cómo el acuerdo alcanzado entre Diputación y Cavia, para el traslado de la planta a esos nuevos terrenos, dependía de las posteriores modificaciones urbanísticas que debería realizar el Ayuntamiento. Tal y como se dice en el artículo, esas modificaciones nunca se realizaron durante los 5 años posteriores en los que José Antonio Pastor estuvo en la alcaldía, pero no se menciona que, evidentemente, tampoco se realizaron durante los 10 años posteriores en los que el Alcalde fue Oskar Martínez.

Creemos que es de justicia recordar que la venta de esos terrenos se produjo en un momento en el que desde el Ayuntamiento de Ortuella se intentó, infructuosamente, alcanzar un acuerdo con Cavia para el traslado de la planta debido a las molestias que todos conocemos que esa actividad provocaba en pleno casco urbano, intentos que cesaron en cuanto el PNV obtuvo la alcaldía.

Es de justicia recordar que, cuando José Antonio Pastor era Alcalde, el Ayuntamiento propuso a la empresa incluso el traslado al polígono Abra Industrial, pero, al igual que con otras industrias molestas que por desgracia sufrimos en Ortuella, el acuerdo fue imposible. Es más, como en tantas ocasiones suele ocurrir en situaciones como ésta, Cavia, con el apoyo del PNV, recurrió a la manipulación de sus trabajadores empleándolos como ariete contra el Ayuntamiento utilizando el miedo por las hipotéticas pérdidas de empleos que podría provocar el traslado.

Y como decíamos al principio, es cierto que nunca llegaron las modificaciones urbanísticas necesarias para el traslado a los terrenos que Diputación vendió a Cavia, pero, lo que no se dice, y quizás sea porque desde un principio no se supo explicar, o no se quisieron escuchar las explicaciones, es que el traslado era prácticamente imposible desde un punto de vista técnico, debido a la excesiva pendiente de los accesos a esos terrenos, accesos cuya modificación habría supuesto una inversión excesiva.

Teniendo en cuenta esas dificultades técnicas, cabría hacerse algunas preguntas:

¿Quiénes fueron los técnicos y responsables políticos de Diputación que gestionaron la venta de esos terrenos?

¿A caso nos encontramos ante la típica “operación” de despacho en la que alguien toma decisiones sin conocer el terreno y sin apenas molestarse en interpretar correctamente una foto aérea o unos planos sin el suficiente detalle de curvas de nivel?

¿Por qué el traslado de Cavia desapareció de la agenda del Ayuntamiento en cuanto el PNV logró la alcaldía y hemos tenido que esperar a la quiebra de la empresa para “solucionar” el problema?

¿Cómo es posible que los responsables de Cavia no supieran que estaban comprando unos terrenos a los que, desde un punto de vista técnico, era prácticamente imposible que se trasladara la planta?

Cuando Cavia compró esos terrenos, ¿realmente tenían en mente dedicarlos al traslado o quizás a algún otro fin?

Que cada cual saque sus propias conclusiones…