Pedro Sánchez, ya ha cumplido el último trámite para convertirse en presidente del Gobierno, trámite que no es otro que prometer su cargo en la presencia de Felipe VI. La toma de posesión se escenificó en el Palacio de la Zarzuela, ante un estrado en que, la primera vez en democracia, no había ni una biblia ni un crucifijo.

Pedro Sánchez se ha acogido a la posibilidad, que existe desde el 2014, de optar porque biblia y crucifijo formen, o no, parte del atrezzo de la ceremonia. El flamante presidente del Gobierno ha manifestado muchas veces que se considera ateo, por lo que la decisión no ha sorprendido.

Sánchez se ha acogido a la fórmula al uso: “Prometo, por mi conciencia y honor, cumplir fielmente con las obligaciones del cargo de presidente del Gobierno, con lealtad al rey, y guardar y hacer guardar la Constitución como norma fundamental del Estado, así como mantener el secreto de las deliberaciones del Consejo de Ministros”.

Ahora, ya solo queda ponerse «manos a la obra», con una primera batería de medidas que influyen medidas para la regeneración democrática, la estabilidad presupuestaria y los compromisos de España con la Unión Europea.

Tras la investidura como presidente del Gobierno, Pedro Sánchez se ha dirigido a La Moncloa, residencia oficial de todos los presidentes de la democracia y de sus familias. A partir de ahora queda urdir los mimbres parlamentarios para que el PSOE, que cuenta solo con 84 escaños, pueda gobernar.

Fuente – EURO EFE:    |    Imagen – Casa de Su Majestad El Rey